Frases de viajes que me sacan de quicio

Seguramente hemos oído más de una vez en boca de algún amigo, conocido o alguno de los muchos fantasmas que pululan por ahí frases de viajes que de tan repetidas se han convertido en grandes topicazos que ya cansan. Aquí os dejo una lista de las que a mí me sacan especialmente de quicio.

1.- No soy turista

Frases de viajes como: Soy viajero, no turista.

Lo que tu interlocutor pretende decir: Cuando viajo, tengo inquietudes culturales y sociales.

Lo que quiere decir en realidad: No me compares con la chusma del resort. Yo viajo en el mismo vuelo que ellos, me alojo en el mismo hotel que ellos y como en el mismo restaurante que ellos, pero no soy como ellos: Yo plasmo mis reflexiones en una Moleskine.

Frase de viajes muy de moda en los perfiles de Twitter y en las autodescripciones de todo aquel que se considere ciudadano del mundo, mochilero culto o bloguero de viajes. Hay dos cosas que me repatean de esta frase.

La primera, es el clasismo de quien la escribe o pronuncia y la falta de respeto hacia el resto de personas que viajan que supone pronunciarlo en un determinado tono. Te tienes que sentir diferente al resto del mundo que te rodea y, de alguna manera, mejor. Viajero te suena a aventurero británico del siglo XIX y turista a cangrejo alemán rebozándose en la playa. Da igual que tus viajes sean de quince días o que no hayas descubierto nada que no esté ya en las guías de viaje. Te has vestido de Coronel Tapioca, has contratado un taxi local y el camarero del restaurante te ha invitado a un té tras una comida opípara que pensarás que te ha salido regalada, pero por la que te han cobrado el doble que a un local. Desprecias al turista de la playa, al del paseo marítimo, al de la tienda de souvenirs, sin darte cuenta que quizá sus correos electrónicos a los compañeros de trabajo recogen mejor algunas impresiones que las de ese circo en el que, como todo buen viajero, tienes que envolver constantemente a tus viajes.

La segunda cosa que no me gusta de este tipo de frases de viajes es el desprecio al término turismo. Somos españoles, el turismo es nuestra primera industria nacional y lleva más de cincuenta años impulsando nuestro bienestar. ¿Alguien ha oído hablar de la industria del viajero? ¿Qué es eso de sentirte más que el turista? Los turistas llevan manteniendo a varias generaciones de familias de nuestro país. Lo menos que podemos tener hacia ellos es un poco de respeto.

2.- Donde no llegan los turistas

Frases de viajes como: Te mostramos los lugares a los que no llegan los turistas.

Lo que tu interlocutor pretende decir: Te voy a recomendar un sitio que, cuando yo pasé por allí, no tenía demasiados guiris.

Lo que quiere decir en realidad: Te voy a recomendar un sitio que descubrí hace unos años, donde no había turistas. Siéntete privilegiado por este secreto que compartimos tú y yo, junto con las otras 100.000 personas que han comprado esta guía.

El pecado habitual de las guías de viaje y, en general, de los secretos turísticos que se van transmitiendo por Internet. Esto funciona así: alguien conoce un bar o restaurante interesante, que le hace gracia por los parroquianos o la decoración, y lo comenta entre amigos o con un comentario en una red social. Tarde o temprano, alguien lo acaba llevando a algún foro de Internet o se acaba colando en la renovación de alguna de las guías de viaje de cabecera. A partir de ahí, el secreto está al alcance de miles de personas. Al lugar empiezan a llegar turistas y el espíritu del local ya no se mantiene por lo que era, sino porque es lo que los turistas buscan. El dueño de toda la vida lo vende por una buena suma y llega otro con más capacidad de hacer dinero que lo primero que suele hacer es subir los precios. Los locales se hartan de los turistas y se cambian a otro bar cercano. Hasta que, un día, un foro o una guía empieza a definir el local como «trampa para turistas», se pasa la moda, el cazador de secretos de turno empieza a hablar de aquel bar al que fueron los exiliados del primero y se vuelve a prender la mecha de esos «rincones secretos».

3.- Vivir como un local

Frases de viajes como: Voy a vivir como uno de ellos

Lo que tu interlocutor pretende decir: Voy a intentar conocer de un modo lo más exacto posible su vida cotidiana.

Lo que quiere decir en realidad: Voy a meterme en un juego de rol durante mis quince días de vacaciones y voy a imitar todo a mi alrededor o hacer lo que me digan que es típico. Si me están tomando el pelo y hago el ridículo, me dará igual mientras yo me lo crea.

Ah, la ingenuidad de algunas frases de viajes. Qué bonita declaración de intenciones y qué bien queda el propósito… pero aún no conozco a nadie que en unas minivacaciones sea capaz de fusionarse con la cultura y la realidad local hasta el extremo de convertirse en uno más de la familia. Imagínate que eres un perro, vas de visita al país de los gansos e intentas formar parte de una bandada de gansos. El espectáculo de verte graznar y caminar como un ganso debe ser muy divertido. Lo curioso es que, como no te ves desde fuera, puedes tener final feliz si tú mismo te crees que eres un ganso y pensar que te has convertido un ganso por un tiempo. El problema es como a los gansos les dé por echar a volar… y tú te des de frente con la realidad de que por mucho que muevas las patas, tú no vuelas.

Admítelo y aprende a apreciarlo. Si eres un perro entre gansos, siempre serás un perro. Aprende a convivir con los gansos, aprecia lo bueno que tienen, respeta sus normas y gánate su cariño, pero jamás dejarás de ser un perro. Se llama multiculturalidad. Y mola.

4.-Lo que te has perdido

Frases de viajes como: ¿Que en -escriba ciudad- no pasasteis por la pastelería de la calle -escriba calle-, para probar su famoso -escriba nombre del postre-? Os habéis perdido lo mejor de la ciudad.

Lo que tu interlocutor pretende decir: Es un fallo en vuestro programa de viaje no haber incluído este lugar que yo sí he podido disfrutar.

Lo que quiere decir en realidad: Eres un pringao que cuando viajas te dejas por ver las cosas que realmente tenías que haber visto. Aprende de mí.

Ésta es una de las frases de viajes que duele. Entre otras cosas, porque consciente o inconscientemente está dicha para joder -con perdón-. El que la pronuncia suele ser el enterado, el listo, el que siempre tiene que sentirse por encima de los demás y, curiosamente, puede llegar a repetirla varias veces con diferentes lugares hasta que da con aquel punto preciso en el que no habéis estado. Y es entonces cuando el muy imbécil se sonríe y te lanza el reproche, ya sea en forma directa: «te lo has perdido» o en forma indirecta: «fue un punto esencial en la historia de la ciudad que…»

Viaja como te dé la gana y visita lo que quieras. Que nadie ni nada fije tu agenda y, si has encontrado razones para quedarte dos días con sus respectivas noches encerrado entre las cuatro paredes del hotel, disfrútalas. Igual que si has decidido quedarte en la terraza del bar al solecito. No dejes que ningún plan organizado te rompa un momento bonito. Para ver cosas, ya tienes Internet.

5.- El impulso de la economía local

Frases de viajes como: Hemos hecho un favor a la comunidad con nuestra visita impulsando la economía local.

Lo que tu interlocutor pretende decir: Nuestro paso ha sido positivo para ellos, ya que hemos gastado el dinero en sus tiendas.

Lo que quiere decir en realidad: Hemos pasado por su pueblo, hemos molestado a la comunidad, nos hemos comportado como los amos del lugar, hemos tirado basura y no hemos tenido ningún reparo en ello, pero deberían estarnos agradecidos por habernos dejado tres dólares en cervezas en el bar del pueblo.

Frases de viajes similares son producto muchas veces de la mala conciencia. Nos sentimos mal con nosotros mismos, hemos molestado demasiado a nuestros anfitriones o, incluso, nos da reparo mostrarnos tan opulentos frente a personas que viven en la más absolutas de las miserias. Esa es la lectura del bienintencionado.

Luego está la interpretación del desalmado y egocéntrico: Yo soy el que tiene el dinero y, como tal, mi sola presencia en un lugar debe ser agradecida, ya que me voy a dignar a gastar algunos de mis recursos en vuestros negocios. Por eso, aunque lo que vaya a gastarme sean cuatro míseros cuartos, tendréis que rendirme pleitesía y agradecimiento durante toda mi estancia.

6.- Felices en la miseria

Frases de viajes como: Era tan emocionante ver a aquellas personas que no tenían nada y parecían tan felices.

Lo que tu interlocutor pretende decir: He visto a gente que, pese a vivir en la miseria, parecía feliz.

Lo que quiere decir en realidad: ¿Cómo es posible que la gente que no tiene los recursos materiales que tenemos nosotros no sea infeliz?

Son frases de viajes habituales tras esos grandes periplos por África o la India, sitios donde la pobreza se nos aparece en estado puro. Todos ellos tienen un sentido de tristeza, de cierta rebeldía ante la situación, pero decimos estas frases desde un punto de vista tan centrado en nuestra propia sociedad que acabamos cayendo en el desprecio. Son frases obscenas de escuchar cuando se dicen desde la frivolidad, pero que se comprenden perfectamente cuando salen desde el corazón.

A este tipo de frases de viajes le acompaña otra habitual al regreso de este tipo de viajes: «Mi visión del Mundo ha cambiado». ¿Has tenido que viajar miles de kilómetros para darte cuenta de las injusticias en las que vivimos?

7.- La pérdida de la autenticidad

Frases de viajes como: Qué pena que este lugar pierda su autenticidad.

Lo que tu interlocutor pretende decir: Es una pena que se pierdan algunos elementos de la vida tradicional que hacían que me sintiera en un lugar especial.

Lo que quiere decir en realidad: Qué putada que ya no pueda venir una vez al año a este museo viviente porque los habitantes han progresado y alcanzado una vida mejor.

Comprendo esta frase de viajes y en ocasiones soy culpable de apoyarla, especialmente si se trata de parajes naturales. Pero hubo una leyenda urbana que me animó a introducirla en la lista de proscritas. Alguien que me hizo una referencia a una piscina de un hotel de cinco estrellas de una playa de Cuba en la que alguien pronunciaba, mojito en mano, un «Qué pena que todo esto se pierda cuando Fidel ya no esté».

Independientemente de lo que se pueda pensar desde el punto de vista político, viene a la mente una idea: ¿Qué es esto para ti? ¿Un zoológico de personas a las que te interesa mantener en la miseria o en la opresión para disfrutar al máximo de tu estancia cuando te dignas en pasarte por aquí?

8.- Podría acostumbrarme

Frases de viajes como: Podría acostumbrarme a vivir allí.

Lo que tu interlocutor pretende decir: Me ha gustado la ciudad.

Lo que quiere decir en realidad: Qué asco tener que volver a la realidad, con lo bien que estaba yo de viaje.

Esta es de las típicas frases de viajes que se dice en plena depresión postvacacional y, por tanto, hay que perdonarla. Es más una frustración inocente por haber tenido que acabar el viaje que una verdadera declaración de intenciones. Una ciudad te ha encantado, la has idealizado y a la vuelta ante la dura realidad de la pantalla del ordenador y los compañeros de trabajo, irreflexivamente te dices en voz baja o no tan baja lo bien que estabas en aquel lugar y lo fácil que sería acostumbrarte a vivir allí. Desengáñate, a esa ciudad llegas como turista, con todo el tiempo del mundo y, generalmente, con presupuesto para gastar. La vida allí no va a ser lo que estás esperando. A mí me pasó con San Francisco después de un mes entero de vacaciones. La tontería se suele pasar al mismo tiempo que la depresión postvacacional.

No obstante, se dan casos de encoñamiento extremo con determinadas ciudades que acaban en una frase profética: «He encontrado mi lugar en el Mundo». Ojalá lo fuera, pero no siempre es así. Conocí un caso desolador de una mujer española de mediana edad y situación económica acomodada que se dedicó durante semanas a suplicar ayuda en foros de Internet porque se había quedado prendada de la ciudad de Vancouver durante unas vacaciones y llevaba tres años intentando conseguir un visado para trabajar allí manteniendo el mismo estatus económico que tenía en España. Se tomaba muy mal las impresiones de la realidad que no eran similares a la imagen que ella se había creado. Si conoces a alguien que sufra un caso parecido, interésate por si tiene insatisfacción vital.

9.- Hay que ir cuando caiga el régimen.

Frases de viajes como: Sería fantástico poder ir a Corea del Norte nada más caiga el régimen.

Lo que tu interlocutor pretende decir: Tengo curiosidad por ver cómo era la vida de un sistema político diferente.

Lo que quiere decir en realidad: Qué morbo me daría poder visitar lo que quede de este parque temático del totalitarismo antes de que llegue alguien y lo cambie. Me lo perdí en la URSS y en la RDA, pero esta vez no se me escapa.

Me declaro tremendamente culpable de frases de viajes de este tipo y creo haberla dicho en múltiples ocasiones. La disfrazo de curiosidad política o histórica, pero en realidad lo que hay es una afición enfermiza por el turismo de catástrofes. Corea del Norte es un parque temático de la opresión con millones de figurantes voluntarios. Como un Disneyworld totalitario. Y ya que yo no me lo monto tan bien como Sele– que ha tenido la fortuna de vivirlo en su máximo esplendor-, estoy como loco esperando que la cosa caiga de madura para ser de los primeros en entrar. Carroñero.

Belgrado, 2005.  Primer día de visita en la ciudad. He caminado pocos kilómetros y aparece ante mí el edificio del antiguo Cuartel General del Ejército Yugoslavo, medio derruido por un bombardeo. Me coloco frente a él y comienzo a sacarle fotos sin valorar el pasado. Seis años antes, en 1999, fuerzas aéreas de la OTAN habían bombardeado la ciudad y yo, en aquel momento, estaba ensimismado sacando fotografías de una destrucción que mi país había apoyado. Sin entrar en política, cualquier ciudadano local podría haberme reprochado el acto de fotografiar los destrozos provocados por los que se supone que apoyaba mi país.

Hablaba con una amiga de Belfast sobre la sensación desagradable que me quedó al visitar la ciudad y sentir que buena parte de la visita turística se centraba en la vida de sus ciudadanos y sus comunidades. Era como ir al zoo y según a qué lado de la jaula miraras encontrabas a republicanos o a los unionistas haciendo su vida cotidiana. Ella- que era un extraño caso de hija de una pareja mixta educada en un entorno republicano- me contaba que un día, cuando le estaban agrediendo unas compañeras de clase por su condición, una pareja de turistas estadounidenses consiguieron separarlas y acabar con la pelea. Cuando se acabó todo, los turistas comenzaron a sacar fotografías de la fachada de la casa «de la niña a la que habían evitado una paliza por tener un padre británico».

10.- No están preparados

Frases de viajes como: Este país no está preparado para el turismo.

Lo que tu interlocutor pretende decir: Las infraestructuras o carácter de las personas no han sido los más adecuados para permitirme disfrutar este país como me hubiera gustado.

Lo que quiere decir en realidad: Han pasado de mí.

He oído esta frase de viaje sobre todo tipo de lugares: desde ciudades en la vanguardia del Mundo hasta pueblos diminutos de Asia y, básicamente, la suele decir alguien que no se siente satisfecho con el trato comercial que ha recibido. Cuando no te hablan inglés, cuando te tienes que quitar de encima a los mendigos, cuando el hotel donde te alojas está sucio… Cualquier cosa que no te satisface plenamente es debida a que no hay una planficación turística adecuada en la ciudad o el país. Da igual si compartes una metrópolis con otros veinte millones de personas o si te alojas en una yurta en Mongolia. Si alguien no te ha reconocido el título de centro del universo no es porque realmente no lo seas, sino porque ese país, ciudad o pueblo no están preparados para el turismo.

11.- Yo, viajero.

Frases de viajes como: Yo, que he viajado mucho…

Lo que tu interlocutor pretende decir: Mi opinión tiene que ser valorada en su justa medida, porque soy una persona que ha visto muchas cosas.

Lo que quiere decir en realidad: Calla y escucha, ignorante de la vida. Yo, como sabio y experto en todo, voy a hablar.

Por favor, un poco de modestia… Eso está muy bien cuando te lo dicen otros en una reunión o un encuentro, pero jamás lo digas de ti mismo.

Entre otras cosas, porque el desconocido que se ha unido a tu conversación, tu mesa o tu entorno quizá sea un auténtico trotamundos que deje en pañales los 30 países que te enorgulleces en haber visitado y pueda darte una buena cura de humildad.

Conclusión

Qué frases de viajes tan típicas. Creo haberlas usado todas en algún momento de mi vida y supongo que no seré el único que lo haya hecho. Eso sí, no por ello dejan de repatearme cuando se las escucho a otros -autosordera selectiva, debe ser eso-.

¿A vosotros hay algún topico turístico que os saque de quicio?

5 Responses to “Frases de viajes que me sacan de quicio”

  1. david

    Felicitarte por este articulo tan gracioso y ameno y a la vez diseccionando la realidad que hoy en día existe a cerca de los dichosos tópicos y muletillas .
    Entono el mea culpa en varios de ellos que leyéndolos me di cuenta de estaba sumido en un error .
    Un saludo y sigue escribiendo articulos de este estilo !

  2. Siplemente brillante! jajaja Me has hecho reir un buen rato, y también reflexionar sobre algunos de los tópicos que mencionas.

    Creo que tod@s hemos caído en más o menos medida en alguno de ellos, y generalmente casi siempre se deben al ego y a la falta de humildad. Y muy menudo también a la falta de respeto por otras formas de pensar o de vivir, o por la falta de respeto a las realidades sociales, históricas y económicas de los lugares que visitamos. En vez de respetar las costumbres locales, se tiende a pedir que sean ellos los que se adapten a las nuestras. Como comentas, (afortunadamente no es un gran mayoría, o al menos eso creo) para mucha gente, un viaje acaba siendo más un objeto de consumo, exclusividad y diferencia, que una experiencia en sí misma. En la que aprender, descubrir, observar, pasarlo bien, o simplemente tirarse a la bartola (dependerá de lo que cada uno busque)

    El tópico de «soy viajero, no turista» también me enerva bastante y es un debate que cansa y mucho. ¿Acaso alguien creerá ser uno de los exploradores del siglo XIX a estas alturas? Pero también estoy de acuerdo con Sele, que sí hay diferencias entre uno que siente que va de vacaciones, y otro que siente que su necesidad vital es viajar, descubrir nuevos lugares y culturas, e incluso acabar viviendo una temporada en alguno de estos lugares. Aunque también debo decir, que no entiendo porque hay que clasificar a nadie ni autodescribirse como nada.O que un concepto implique diferentes grados de nada. Cada cual que viaje , turistee o viva como le dé la real gana.

    Otro tópico que mencionas y que también me da mucha rabia, es el que la mayoría de la gente se lamente porque un país evoluciona y deja de ser «auténtico», o porque ya nunca será lo mismo cuando caiga el gobierno actual como es el caso de Cuba, pro poner un ejemplo. Lanzo en este el «mea culpa» también. Porque yo también soy la primera que más de una vez lo he dicho o pensado. Pero ¿pensaremos quizás que nosotros sí tenemos derecho a evolucionar ( o a involucionar, según se mire) y las aldeas perdidas no tienen derecho a tener una antena de televisión? Que vale, eso le resta encanto, y no quita que la globalización no sea lo mejor que le pasa a nuestro planeta, pero es muy fácil quejarse de que x país deja de ser auténtico porque empieza a tener agua corriente y carreteras, cuando unos días o meses después, volvemos a nuestra burbuja del mundo occidental con todas las comodidades, y sobretodo libertades. Aunque a veces, esto de la libertad sea algo muy sútil o cuestionable.

    Pero fíjate que creo que justamente esos tópicos acaban pasándose cuanto más viajas.

    En fin, que es un post que invita a la reflexión.

    Los tópicos de los que no viajan, como dice Sele, creo que son aún peores, de todas formas 😉

    Un saludo y enhorabuena por el post, que por cierto, me ha hecho descubrir tu blog, que no conocía.

  3. Qué pasa Rubén!

    Eres un cachondo jeje Lo que he disfrutado tu artículo. Me lo he leído dos veces y aunque te has levantado un poco talibán esta mañana, tienes mucha razón en lo que dices 😉

    A mí más de los tópicos del que viaja me gustan mucho más lo tópicos de los que no viajan:

    – A qué vas allí? A ver miseria? A que te secuestren?

    – ¿Pero ahí no se comen a la gente? – He llegado a escuchar a gente que lo decía bien en serio.

    Turista, viajero… la dicotomía de siempre. Yo sí que le encuentro diferencias, y no es por dármelas de nada. Digamos que soy un viajero que turistea y un turista que cree que le queda aún mucho por viajar. .Creo que el viajero de verdad cuando se marcha nunca dirá que «se va de vacaciones». Es algo más… Por lo menos así lo creo. Uno de mis ídolos, Jorge Sánchez, decía lo siguiente:

    «Bienaventurados los que no viajan jamás
    y los que apenas sienten deseos de conocer países remotos,
    ya que ellos gozarán de una vida apacible y llena de regocijo.
    Bienaventurados también los amantes de los viajes
    que en sus períodos vacacionales recorren brevemente diversos lugares del planeta,
    pues ello les aportará enseñanzas enriquecedoras y les colmará de experiencias dichosas.

    Pero ¡ay de aquellos que han osado emprender el Camino del Viajero!
    Porque ello no les dejará ni un momento de quietud
    y les substraerá de los demás intereses de este mundo;
    se afanarán únicamente por intentar satisfacer en vano su insaciable pasión por los viajes
    y nunca considerarán haber viajado lo suficiente.
    A esas almas vagabundas sólo les aguarda desasosiego
    e infinita ansiedad por aprender sin cesar sobre todos los rincones de la Tierra,
    sobre la naturaleza de los seres que la pueblan,
    y sobre el significado de su propia existencia.»

    Ahí creo que está la diferencia.

    Gran post. A ver si lo lee mucha gente y consigues tocarles la fibra!

    Un abrazo fuerte,

    Sele

    • Gracias por tus palabras, Sele. Realmente se aprecian mucho viniendo de alguien que tiene una pasión tan auténtica por los viajes.

      Sobre la distinción entre turista y viajero se podría hablar mucho. Empezando por el hecho de que todos los viajes son diferentes y que a veces te apetece irte de un modo y no de otro. Lo peor es la frase hecha, el ego y clasismo que destila y el desprecio que muestra hacia el resto del Mundo.

      Fíjate que la mayor parte de estas frases que todos pronunciamos ocultan un tremendo ego personal. Algunas reflejan la voluntad del hablante de recibir una mayor consideración y otras muestran una interpretación muy interesada del mundo.

      Empiezo a tener la desagradable sensación de que, para algunas personas, el viaje se ha convertido en un elemento definidor del status social. Lo mismo que te compras ropa de marca, una casa grande o un coche de lujo, algunas personas creen que determinados viajes les hacen sentirse en una clase social o cultural superior.

      Me pregunto: ¿Es el viaje exótico el nuevo abrigo de visón? ¿Son los viajes la versión más moderna de aquellas bibliotecas enormes de las mansiones cuyos libros no se abrieron nunca y se compraban por metros?

      Carlos Taibo decía en una entrevista el otro día: “Yo creo que la mayor parte de las personas acabarán por reconocer que todos esos espasmos de viajes y consumo tienen que ver con carencias básicas en su vida cotidiana, en su vida social”.

      http://www.jotdown.es/2013/02/carlos-taibo-tenemos-que-buscar-una-salida-del-capitalismo-no-de-la-crisis/

      Y siento decir que cada vez me voy encontrando más con este tipo de viajeros más interesados en contar el viaje o mostrar ese barniz cosmopolita que en disfrutarlo de verdad.