Salir a cenar en Osaka: Namba

Llegamos tarde la primera noche, pero no dejaba de ser un viernes, por lo que nos decidimos a salir a cenar en Osaka y pasear un poco por la zona de Namba, que nos resultó animadísima y muy divertida.

Entramos a cenar en un restaurante estrecho, de esos en los que hay tan poco espacio que entre la barra y la pared sólo cabe un taburete y te tienes que sentar en fila junto a la barra. Allí tuvimos nuestro primer contacto con los yakitori, que es lo que aquí podríamos definir como brochetas.


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Una de las razones para elegir aquel restaurante –del que no os puedo decir el nombre porque estaba en caracteres japoneses, pero cuya imagen podéis ver con el cuadro de Google Street View que os enlazo- fue, aparte del delicioso olor a barbacoa que salía por una pequeña chimenea, el fracaso que habíamos tenido en otros pequeños establecimientos pequeños a la hora de encontrar quien nos entendiera o, al menos, una carta escrita en inglés.

Aquí, al menos, era algo más fácil entenderse. Había una pequeña carta en inglés y, por si no era suficiente para comprender algunos de los platos, las brochetas estaban expuestas en una vitrina de la barra, con lo que siempre se podía señalarlas y esperar a que te la trajeran cocinadas después de unos minutos en la parrilla.

Yakitori y whisky con soda

Los yakitori son brochetas pinchadas con un palillo largo, al estilo casi de un pincho moruno, y cocinadas a la plancha al estilo de una barbacoa. Casi todas, de carne, aunque también nos encontramos la sorpresa de alguno de verduras para acompañar. Pero, quitando el pollo, la verdad es que en muchas ocasiones nos sorprendía el origen de la carne que no era tanto la parte a la que estamos acostumbrados en Europa –salvo en el pollo-, como sí mucha víscera: corazón, hígado, estómago… Sorprendentemente sabrosos una vez cocinados.

Para acompañarlo, nada mejor que una buena cerveza. Buena y muy cara. Por lo general, una jarra de la Suntory Premium que fue la que más disfrutamos en nuestro recorrido podía costarnos alrededor de 5 euros en un restaurante. Pero no sólo era cara en los lugares de hostelería. Un día, decidimos comprarla en un supermercado y nos cobraron más de tres euros al cambio por una lata de medio litro.

No es extraño, por tanto, que muchas personas prescindan de la cerveza al comer y se vayan a otras bebidas. El whisky con soda en jarra, por ejemplo, es bastante popular en los restaurantes y tiene un precio muy similar a la cerveza. Realmente, la cantidad de whisky en el vaso es escasa, pero suficiente para darle un toque de color y sabor al refresco.

Desde allí, un pequeño recorrido por Namba, yendo hacia el norte por la Mido Suji y desviándonos a su izquierda y derecha para encontrarnos calles pequeñas abarrotadas de gente, de luces y de ruido. Tan rectas como estrechas, formando una cuadrícula vivísima en plena noche de fin de semana, con chicas y chicos llamando tu atención para llevarte a algún pequeño bar de cualquier piso de un edificio cercano o para otras cosas menos inocentes. Vida, mucha vida y algo de agobio.

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