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Preparando el viaje en tren de Vancouver a Toronto

Estoy en la Pacific Station de Vancouver esperando que, en los próximos minutos, salga The Canadian, el tren de Vancouver a Toronto que me servirá de alojamiento durante tres noches y tres días hasta que, el próximo jueves por la mañana, me deje en la Union Station de Toronto.

La verdad es que estoy bastante asustado por la duración del trayecto en tren Vancouver-Toronto que supera, con mucho, las 22 horas de un viaje de Xian a Shanghai que tenía como récord personal de máxima duración de un recorrido en tren; con la diferencia, además, de que a diferencia de las literas en las que viajaba en aquel trayecto, en éste tengo un asiento en clase económica.

81 horas por delante hasta llegar a Toronto. Asusta bastante y, en la cola previa al embarque, me estoy preguntando varias veces si no sería mejor que hubiera hecho lo que casi todo el mundo y hubiera tomado un avión para atravesar medio Canadá.

tren canadian toronto vancouver

Aquí voy a vivir las cuatro próximas noches, hasta que lleguemos a Toronto.

 

Pero tenía que hacer el viaje, y como no tengo excesiva prisa –nada me espera en Toronto, ni en mi destino final de Montreal, por el momento- y encontré una oferta de última hora de Via Rail que reducía el precio prohibitivo del trayecto habitual a una tarifa más barata que la del avión, me lancé al gran viaje en tren de Vancouver a Toronto.

Vuelos caros en Canadá

He quedado un poco sorprendido de las diferencias de precios de los vuelos que hay entre Canadá y Estados Unidos. Es verdad que de es un vuelo de más de cuatro horas, pero me fue imposible encontrar vuelos internos de Vancouver a Toronto o a Montreal por menos de 250 euros al cambio con una semana de antelación.

La opción más económica para viajar de Vancouver a Toronto, por muy extraño que parezca, era hacer cuatro horas de autobús hasta el aeropuerto de Seattle –cruzando la frontera de Estados Unidos-, volar desde allí hasta el aeropuerto de Buffalo y volver a cruzar la frontera para llegar en algo más de hora y media al centro de Toronto.

El tren de Vancouver a Toronto, en su tarifa normal, tampoco es especialmente barato. El billete en clase económica costaba unos 500 euros al cambio de febrero de 2012. Sin embargo, las ofertas de última hora de ViaRail me permitieron hacer el recorrido completo reservando con una semana de antelación por unos 160 euros. Podía haber esperado un par de días más, a la siguiente salida de The Canadian, para haber reservado una litera por unos 90 euros más con todas las comidas del viaje incluidas, pero ya puestos a la aventura, vamos de aventura con todas las consecuencias.

Aburrimiento y comidas en el tren

Hay dos cosas que me asustan de este maratoniano trayecto en tren de Vancouver a Toronto: el agotamiento y el aburrimiento. No se me da bien dormir en los trenes, por lo que voy a necesitar mucha paciencia para poder hacerlo en éste o, al menos, descansar lo suficiente como para no estar rendido a mi llegada. Para el aburrimiento, me he pertrechado lo mejor que he podido. Ya sé que no tendré WiFi, salvo cuando paremos en las estaciones más importantes, pero aún no sé si dispondré de enchufe para cargar mi ordenador y, al menos, poder trabajar durante el trayecto. Me llevo mi Kindle bien cargado de libros, como última esperanza y, si no, siempre me queda una aplicación de relajación en mi smartphone para hacer que los cuatro días de viaje se hagan más llevaderos.

He comprado algo de comida ligera para ir tirando en el tren: básicamente un poco de fruta, unas barritas de cereales y algo de agua. De todos modos, sé que no será problema. He visto en la web de los ferrocarriles que el tren tiene un vagón restaurante con buena comida y –sorprendentemente- precios bastante razonables (algo que se agradece cuando no tienes otras alternativas para comer).

Tenemos marcadas algunas paradas largas durante el recorrido de Vancouver a Toronto –la más larga de ellas, de cerca de tres horas en Winnipeg, justo antes de la tercera noche de viaje- donde también podremos comprar alimentos.

Y, claro está, cargado también de paciencia y ganas de ver qué sale de esto.

Aquí encontraréis el primer capítulo de nuestro viaje en tren de Vancouver a Toronto.

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