Moissac: Abadía y el canal del Garona

Además de la dinámica y viva Toulouse– de la que ya hablamos a la hora de glosar sus monumentos y sus placeres– el viaje a la región de Midi-Pyrenees al que nos invitó la Oficina de Turismo de Francia, sirvió también para conocer otras localidades más pequeñas y tranquilas que la capital de la región, pero también excepcionalmente interesantes desde el punto de vista turístico. Entre ellas, Moissac, que fue- para mi gusto- una de las mayores sorpresas del viaje.

Moissac es un pueblo pequeño, de algo menos de 13.000 habitantes, situado a unos 70 kilómetros al noroeste de Toulouse y a unos 30 al noroeste de Montauban, la capital del departamento de Tarn y Garona en el que se ubica. Es una localidad pequeña, pero bastante agradable para el turista que quiera visitarla en una mañana o una tarde -se puede combinar perfectamente con otras ciudades de la región-.

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¿Qué puede tener una localidad tan pequeña como Moissac para que le dediquemos un artículo en este blog y, más aún, para que la califiquemos como la mayor sorpresa de nuestro viaje por Midi-Pyrenees?

Lo primero, sin dudarlo, su Abadía de Saint Pierre, fundada en el siglo XII, que conserva un claustro en fantástico estado de conservación y una iglesia anexa con excepcionales esculturas.

Pero, también, en Moissac nos encontramos con los paisajes naturales que nos ofrecen las orillas del río Tarn y algún canal a su paso por el pueblo, con sus pequeñas embarcaciones atracadas en las orillas que le dan, también, cierta imagen de localidad ribereña. A ello hay que sumar la belleza de los paisajes del Canal Lateral del Garona, que pasa junto a la ciudad en una senda tranquila de muchos kilómetros que recorre toda la región y se ha convertido, por derecho propio, en todo un paraíso para los ciclistas.

La Abadía de Saint Pierre de Moissac

La Abadía de Saint Pierre es la joya de la corona de la localidad de Moissac y está considerada como un edificio fundamental de la arquitectura del Románico en la región de Midi-Pyrénées y en todo el sur de Francia. Fue un punto muy importante en los tramos del Camino de Santiago en la zona y también un centro de cultura en el que trabajaban monjes amanuenses copiando libros.

Abadia St Pierre Moissac

Abadía de Saint Pierre, en Moissac

El claustro de la Abadía de Saint Pierre es uno de sus grandes atractivos. Visitarlo puede hacer que nos imaginemos inmersos en los tiempos en los que se ambientaba la novela El nombre de la Rosa. Gran parte del atractivo del claustro está en sus capiteles, auténticas joyas de la escultura de la época que -aun habiendo sido destruidas en parte durante la Revolución Francesa- aun podemos apreciar en su máximo esplendor.

Aparte del claustro y la iglesia vecina, parte del atractivo de la Abadía de Saint Pierre es conocer el trabajo de los monjes amanuenses que vivían en ella y cómo realizaban las copias de los libros en una media de unos cuatro años. Si tenemos la suerte de acudir con una visita guiada, nos explicarán cómo se realizaban estas copias y qué materiales se utilizaban.

Entre el Tarn y el Canal Lateral del Garona

Pero además de la Abadía, Moissac ofrece la posibilidad de disfrutar de bonitos paisajes en las zonas cercanas al río Tarn y al Canal Lateral del Garona. Incluso, en el centro de la localidad hay alguna zona en el canal donde se pueden atracar las pequeñas embarcaciones que navegan por él y le dan una apariencia más similar a la de un pequeño embarcadero que a la que nos podíamos esperar de una población situada a muchos kilómetros del mar. Atracar en la zona, por cierto, no es nada caro. Se puede hacer desde 5 euros por noche. Y también existe la posibilidad de alquilar un barco para quien quiera navegar por la zona.

El Canal Lateral del Garona es parte de la red de canales que comunica el Atlántico con el Mediterráneo y va desde Toulouse hasta las proximidades de Burdeos, en el Atlántico. En Toulouse, cambia de nombre y se conecta allí con el Canal du Midi que va desde Toulouse hasta el Mediterráneo, siendo una especie de prolongación del mismo. El canal no es especialmente ancho y ha quedado bastante obsoleto para el transporte de mercancías, por lo que ha quedado como un magnífico atractivo turísitico por el que navegar. Es, también, un excelente lugar para hacer pequeñas rutas de cicloturismo, ya que en su orilla, hay una senda asfaltada y llana que se extiende durante kilómetros.No es posible ir desde el Mediterráneo hasta el Atlántico en bicicleta paralelo a los canales, ya que hay tramos que no permiten esa posibilidad, pero se pueden hacer recorridos de bastantes kilómetros.

Nosotros tuvimos la oportunidad de recorrer en bicicleta los poco más de 8 kilómetros entre Moissac y Castelsarracin y se nos hizo bastante corto, con un recorrido llano, rodeado de árboles, junto al canal y con un bonito paisaje. En la ruta destacó sobre todo, el Puente-Canal del Cacor, que hace que el Canal cruce sobre el río Tarn formando un curioso puente de agua sobre más agua. Personalmente, a quien se encuentre físicamente bien, le aconsejaría que siguiera en bicicleta junto al canal hasta llegar a Montauban.

Canal Lateral del Garona

El Puente del Canal Lateral del Garona sobre el río Tarn

Moissac, un pueblo con encanto

Moissac es, desde luego, uno de esos pueblos grandes o ciudades pequeñas de los que se puede decir que tiene encanto. Incluso, a principios del siglo pasado la localidad añadió a sus muchos atractivos el de convertirse en una zona de salud, con tratamientos a base de uvas. Para verla en su totalidad, recomiendo acercarse al mirador del Point de Vue du Calvaire, desde donde se tiene una vista muy bonita de la localidad desde las alturas.

Moissac

Vista de Moissac desde el Point de Vue du Calvaire

Para desplazarnos a Moissac, el coche es lo más cómodo. Especialmente, si viajamos entre Burdeos y Toulouse, está cerca de la autopista y podría ser una buena parada. Sin embargo, podemos desplazarnos también en tren desde Toulouse y Montauban -en algunos de los trenes regionales con dirección a Burdeos-. De Montauban está a unos 20 minutos, de Toulouse a cerca de una hora y de Burdeos a aproximadamente dos horas.

Para conocerlo, basta con unas horas de una mañana o una tarde. Y, si además, os apetece comer en el pueblo, siempre podréis hacerlo en el pequeño restaurante Le Florentin– situado frente a la entrada de la iglesia de la Abadía, en la agradable plaza-, donde nosotros pudimos probar una excelente tarrina de foie con huevo y trufa que fue de las mejores experiencias gastronómicas de nuestro viaje.

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