Milán en un día

En ocasiones anteriores, hemos hablado de Milán y otros lugares de interés en sus proximidades, pero en esta ocasión queremos plantearos un desafío para quien tenga poco tiempo, pero muchas ganas de viajar: Ir y volver a Milán en un día. Aquí os contamos algunas de las claves para hacerlo.

No hay muchos destinos fuera de España que permitan una excursión completa en un día que permita ver lo mejor de la ciudad en tan poco tiempo. Depende, en muchos casos, de los horarios y frecuencias de los vuelos, los precios de éstos y que la ciudad no tenga una gran densidad de atractivos turísticos. Por ejemplo, ciudades como Roma, París, Londres y Lisboa podrían cumplir perfectamente los requisitos de los vuelos, pero tienen tantas cosas que ver que la visita se hace corta.

Milán es una ciudad ideal para una excursión rápida de un día: cuenta con muchos vuelos directos desde varios aeropuertos españoles, horarios de salida a primera hora de la mañana y regreso a última de la tarde, compañías de bajo coste y la cantidad de monumentos para ver -que no su calidad- no es demasiado elevada. Por ello, nos parece interesante analizar la posibilidad de ver Milán en un día.

Ir y volver a Milán en un día desde Madrid

La parte logística del viaje no es difícil de preparar. Para poder ver Milán en un día, necesitamos un vuelo que salga a primerísima hora de la mañana y otro que regrese a última hora de la tarde o por la noche.

Desde Madrid, tenemos la opción de ir con Ryanair al aeropuerto de Bérgamo con un vuelo que sale diariamente a las 6 de la mañana. Bérgamo queda, aproximadamente, a 60 kilómetros de Milán, pero en el aparcamiento del aeropuerto hay autobuses directos que nos dejan en la Estación Central de Milán en una hora, dependiendo del tráfico, por unos 5 euros (se pueden comprar los billetes aquí). Teniendo en cuenta que el internacional de Malpensa está también a unos 45 minutos de Milán en tren, no es una opción que nos haga perder demasiado tiempo.

Un poco más tarde, también a primera hora de la mañana, EasyJet tiene un vuelo a las 7:10 de la mañana que llega al aeropuerto de Malpensa e Iberia -si alguien tiene puntos o consigue alguna oferta especial- otro que hace la ruta 10 minutos más tarde, con llegada también a Malpensa.

El vuelo dura aproximadamente dos horas, por lo que estaríamos en Bérgamo con Ryanair alrededor de las 8 de la mañana y en Malpensa con EasyJet cerca de las 9. En ambos casos, hay que sumarle una hora más para llegar al centro de Milán.

Evidentemente, estos vuelos requieren un importante madrugón y transporte al aeropuerto, como el autobús noctuno al aeropuerto de Barajas del que ya comentamos aquí nuestra experiencia.

Para volver, el más cómodo es el de Ryanair, que sale del aeropuerto de Bérgamo a las 9 de la noche y, cogiendo el autobús directo, supone que deberíamos dejar Milán alrededor de las 6:30 de la tarde, para ir cómodos de tiempo. Hay un vuelo de Iberia que sale de Malpensa a las 7 de la tarde y otro de EasyJet a las 6:35 desde el mismo aeropuerto, que nos dan bastante menos de tiempo.

En principio, lo más cómodo parece coger los dos vuelos de Ryanair o, al menos, el primero con EasyJet y el segundo con Ryanair.

Ir y volver a Milán en un día desde Barcelona

Desde Barcelona, por su parte, Vueling nos ofrece un vuelo a las 7:20 de la mañana desde el aeropuerto de El Prat que parece la mejor opción. EasyJet y Ryanair sólo tienen vuelos a las 8:45 y 9:15, lo que parece un poco tarde. Dado que el tiempo de viaje desde Barcelona es de hora y media, podemos estar en Malpensa antes de las 9 de la mañana y en el centro de Milán antes de las 10.

Para volver, tenemos un vuelo de Ryanair fantástico para nuestros propósitos que sale a las 10 de la noche del aeropuerto de Bérgamo directo al aeropuerto de El Prat. Para quien prefiera ir a Girona, el vuelo sale a las 8:40 y, quien prefiera volar con Vueling desde Malpensa, puede salir a las 8:30 de la tarde.

Para ir con cierto margen -aunque no excesivamente holgados-, recomendamos salir de Milán al menos dos horas y media antes si se va a al aeropuerto de Bérgamo y dos horas y cuarto si se va a Malpensa.

Qué ver en Milán en un día

Lo bueno que tiene Milán para visitarla en las aproximadamente diez horas que nos dejan los vuelos es que la mayor parte de los lugares de interés están concentrados en un espacio muy reducido que tiene la Plaza del Duomo como punto central. En la mayor parte de los casos, podremos movernos entre ellos a pie, aunque si tenemos que coger el transporte público para trasladarnos a la Estación Central y coger allí el transporte para el autobús compensa comprar en algún kiosco el billete de transportes llamado Giornaliero, que por 3 euros nos permite movernos libremente por la ciudad en transporte público.

Antes de viajar a Milán, no obstante es fundamental hacer algo que pondrá la guinda a nuestra visita: reservar hora y billete para ver el fresco de La última cena de Leonardo da Vinci. El cuadro se expone en una capilla lateral de la iglesia de Santa Maria delle Grazie, pero las condiciones de conservación imponen que haya muy pocos visitantes diarios y con unas normas muy estrictas. Esto supone, en la práctica, que para poder garantizar que lo veamos, es necesario reservar las entradas con antelación por teléfono, por Internet o visitándola con algún grupo organizado.

Si no has podido reservar con antelación, hay tours –como éste– que incluyen las entradas para ver el fresco.

El horario que nos den para la visita condicionará nuestro paseo por Milán en un día y debemos adaptarlo a él. No conviene que sea muy pronto (para evitar un posible retraso del avión y darnos tiempo a llegar). Desde el Duomo podemos llegar a la iglesia con un paseo de unos 20 minutos a pie, coger la línea roja del metro cuatro paradas hasta Conciliazione, o coger el tranvía 16.

La Plaza del Duomo será el centro de nuestra visita. Allí tenemos dos de los grandes atractivos de la ciudad: El Duomo -la Catedral- y la Galleria Vittorio Emanuele II.

Milán en un día

Fachada del Duomo de Milán

El Duomo es la construcción más impresionante de Milán. Hay que ver su inmenso interior -entrada gratuita-, pero es también recomendable coger el ascensor o las escaleras que están fuera de la iglesia, en su lateral, para subir al tejado y ver grandes vistas del centro de Milán desde allí. No merece la pena pagar la diferencia entre el precio del ascensor y las escaleras, salvo que tengamos problemas de movilidad o seamos muy vagos.

Por su parte, la Galleria Vittorio Emanuele II sobresale sobre todo el ambiente de lujo de Milán. Se trata de una galería reducida, compuesta por dos calles perpendiculares que se cruzan en una plaza central, que parte de un arco monumental en la Plaza del Duomo, con una gran altura y muy ricamente decorada e iluminada. Alberga algunas tiendas de lujo y restaurantes y, para mi gusto, está especialmente elegante de noche, iluminada.

Galleria Vittorio Emanuele II - Milán en un día

Galleria Vittorio Emanuele II, en Milán

A la salida de la Galería nos encontramos con el teatro de La Scala, famosísimo recinto de ópera. Aunque no podamos asistir a la representación, si nos apetece, podemos darnos una vuelta por su museo.

Y, algo más al norte de la Galería, nos encontramos con las calles del comercial y Quadrilatero d’Oro, donde tienen su sede las principales tiendas de lujo de la ciudad. No pensemos en él como una zona de enormes avenidas, sino como un espacio de cuatro o cinco manzanas de calles estrechas situadas en la zona comprendida entre la Via Monte Napoleone y la Via della Spiga, donde nos deslumbrarán escaparates de tiendas de moda de lujo (y, especialmente, sus precios). Es una zona para un paseo pero- si no se va a comprar nada, como es previsible- no requiere mucho tiempo

El Duomo, la Galleria Vittorio Emanuele II y La última cena son las tres visitas obligadas en la ciudad y pueden ser vistas con calma en unas dos horas o tres, como máximo. El resto, son agradables, pero dependerán de nuestra disponibilidad, ganas y tiempo.

Podemos pasarnos también por el Castello Sforzesco, situado dentro del Parco Sempione, donde podremos pasear con tranquilidado ver algunas exposiciones. O, si nos gusta el arte, podemos ir a la Pinacoteca di Brera– tampoco lejos de la Plaza del Duomo- que cuenta con obras de Tiziano, Tintoretto o Caravaggio.

Para comer -más caro que en España-, una recomendación persona es el pequeño restaurante típico y relativamente barato Al Bula Gió o la vecina Pizzeria Meuci, ambas en la Via de San Giovanni sul Muro, cerca del Parco Sempione.

Es una pena, también, no poder quedarse un par de horas más para la costumbre del «aperitivo», que en Milán se llama «happy hour», y que consiste en un pequeño buffet de comida que se pone a disposición de los clientes a última hora de la tarde para acompañar a los cócteles típicos u otras bebidas.

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