Lausanne: Capital olímpica

Cuando me sugirieron ir a Lausanne a ver el Museo Olímpico, esperaba encontrarme con una ciudad pequeña y tranquila, con poco que ver. Sin embargo, a la hora de visitarla, me encontré con una ciudad más grande de lo previsto, con una intensa vida urbana y comercial y bastantes más puntos de interés de los que me esperaba en un principio.

Lausanne es una de las ciudades situadas a la orilla del Lago Leman, a unos 60 kilómetros al noreste de Ginebra y excelentemente comunicada con esta ciudad y su aeropuerto por ferrocarril, con trenes que, en las horas centrales del día, pueden ofrecer transporte entre ambas ciudades cada 10 minutos. Los autobuses entre ambas ciudades brillan por su ausencia y- aunque tanto desde Ginebra como desde Lausanne hay posibilidad de utilizar el barco para desplazarse a otras ciudades del Lago- ambas ciudades no están conectadas por una línea de barco regular.

Lausanne- o Lausana en español- es conocida mundialmente por ser la sede del Comité Olímpico Internacional y sus instituciones y oficinas de turismo presumen de llamarla la Capital Olímpica. Es una ciudad situada a la orilla del Lago Leman y que, en su zona ribereña, cuenta con bonitas vistas del entorno natural y los pueblos del Lago, por lo que gana mucho si se la visita en un día soleado. Si esas vistas se completan con algún recorrido en barco por la zona, el día resulta completo. Desde el Lago, las calles de la ciudad se prolongan en largas cuestas que llegan hasta la parte alta y antigua de la ciudad.

El centro histórico de Lausanne

Lausanne tiene dos partes con atractivo turístico bien diferenciadas. Por un lado, en la parte mas alta de la ciudad, aparece un centro antiguo con callejuelas empinadas y un ambiente tradicional, que se ve coronado con la Catedral, del siglo XIII, que es la mas grande de Suiza y el Castillo.

Lausanne

Catedral de Lausanne

La Catedral de Lausanne esta construida en estilo románico y data del sigo XIII. Su nave central no tiene la gran altura de las grandes catedrales europeas, pero el edificio resulta bastante agradable de visitar. Esta muy bien conservado por dentro, y llaman mucho la atención las vidrieras de temática histórica y el pasillo que rodea por detrás el altar mayor. Junto a la Catedral, podemos encontrar también el Museo Histórico, que nos permitirá conocer la historia de la ciudad.

Desde la Catedral, podemos subir un poco más por las callejuelas de la parte más antigua de Lausanne hasta llegar al Castillo de Santa María, caracterizado por sus torreones redondos y sus tejados rojos acabados en forma de pico.

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Posteriormente, desde lo alto de Lausanne podemos bajar a otras zonas algo más nuevas. A medida que nos vamos acercando al centro, comienzan a aparecer casas y calles algo más modernas, que conviven con algunos edificios tradicionales. Son zonas casi peatonales, con el tráfico rodado muy restringido, casi siempre en cuesta, que albergan una intensa vida comercial.

Sin embargo, entre las tiendas mas modernas, aparecen de vez en cuando lugares con relevancia histórica, como la Place de la Palud, con su fuente central adornada por una colorida estatua que representa la justicia y un reloj mural con autómatas que representan fragmentos de la historia local.

Desde allí, llegamos fácilmente a la estación de ferrocarril, que sirve -por una parte- como gran punto de referencia del centro de la ciudad y -por otra- como elemento que separa el norte de Lausanne, mas monumental e histórico, del sur de la ciudad, principalmente residencial.

A orillas del Lago Leman

En el sur de la ciudad, bajando las cuestas de la ciudad hasta llegar a orillas del Lago Leman, se encuentran los otros puntos turísticos de la ciudad: el Museo Olímpico y la zona del Embarcadero en Ouchy. Se trata de una zona bonita, con edificios señoriales y excelentes vistas del Lago Leman y sus proximidades, si el tiempo acompaña. Allí nos encontramos con lugares como el embarcadero, donde podemos embarcar en alguna de las rutas que nos comunican con otras ciudades de la orilla sur del Lago. Si nos encontramos con un día soleado, las vistas son excelentes. Sin embargo, nosotros viajamos en un día nublado, con lo que nos quedo la sensación de que no disfrutamos de las vistas todo lo deseable.

Es una zona un poco alejada del centro histórico, aunque se puede llegar andando en algo menos de meda hora (sobre todo para ir, ya que para volver es todo cuesta arriba y resulta un poco mas incomodo). De todos modos, el metro conecta rápidamente ambas zonas de la ciudad y nos supone olvidarnos de la cuesta.

El Museo Olímpico de Lausanne

Museo Olímpico Lausanne

Museo Olímpico de Lausanne

A unos 500 metros del Embarcadero nos encontramos con el que, posiblemente, sea el mayor atractivo turístico de Lausanne: El Museo Olímpico. Esta situado dentro de un jardín al que se accede sin pagar, y en el que se pueden ver estatuas donadas por diversos Comités Olímpicos nacionales y un pebetero con el fuego olímpico, antes de acceder al moderno edificio de color blanco.

La colección del Museo Olímpico no es especialmente grande, pero hará las delicias de los más aficionados al deporte aunque, sinceramente, a quien no le llame la atención el deporte o los Juegos Olímpicos no comprenderá la exposición, ni disfrutara en absoluto de la visita.

El Museo Olímpico de Lausanne hace un recorrido por la historia del movimiento olímpico, empezando por las Olimpiadas de la Grecia Clásica, hasta llegar a nuestros días. Hace un repaso, uno por uno, de todos los Juegos Olímpicos de la Era Moderna mostrando algunos objetos o curiosidades de cada uno de ellos: entradas, acreditaciones, mascotas y otros elementos. Nunca nada del otro mundo, pero curioso.

Especialmente interesante, en la planta inferior de las dos que tiene el Museo, es la posibilidad de dar un repaso a muchas de las antorchas en las que se ha transportado la llama olímpica desde Olimpia hasta las ciudades sede de los Juegos, así como la posibilidad de tocar una medalla olímpica de los Juegos de Sydney 2000.

En la segunda planta, por su parte, el espacio esta reservado a los deportistas y los artículos y accesorios para la práctica de las diferentes disciplinas. Así nos encontramos con artículos como maillots de gimnasia, camisetas, pesas, esquíes, bobsleigh o zapatos adecuados para diferentes disciplinas. Desde el bañador de Michael Phelps hasta un balón de waterpolo de los Juegos Olímpicos de Atlanta firmado por el equipo español, pasando por piedras de curling o las zapatillas de Dick Fosbury.

Al final, podemos encontrarnos también con replicas de las medallas de todos los Juegos Olímpicos de la Era Moderna.

La entrada al Museo Olímpico de Lausanne es relativamente cara para lo que ofrece: 15 francos suizos, a los que hay que sumar 3 mas si se quiere disponer de una audioguía que comenta la visita y que esta también disponible en español. A mí, como gran aficionado al deporte, me hizo gran ilusión poder ver estas curiosidades, pero entiendo que muchas personas no especialmente familiarizadas con los Juegos Olímpicos podrán sentirse algo decepcionadas.

Lausanne es una buena excursión de un día desde Ginebra. Incluso, si se visita rápidamente, basta con una mañana o una tarde. El trayecto desde Ginebra en tren es rápido, aunque no excesivamente barato, y la ciudad es sencilla de recorrer, aunque con muchas cuestas.

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