Las Vegas, Macao… y Eurovegas

Hace apenas unas semanas, el grupo empresarial encabezado por el magnate del juego Sheldon Adelson anunció que han elegido la localidad de Alcorcón -junto a Madrid- para ubicar el complejo Eurovegas, al que ya se compara con otras grandes ciudades del juego. No obstante, Las Vegas, Macao y Alcorcón tienen bastante poco que ver entre sí.

A la espera de lo que construyan en Alcorcón -si es que al final el gran proyecto de casinos se lleva a cabo-, después de haber estado en Las Vegas y en Macao puedo decir que lo único que ambas tienen en común es la industria del juego. Se pueden comparar los casinos -es más, varios de los que hay en Macao son réplicas de los que hay en Las Vegas-, pero nunca la estructura urbana o la personalidad de ambas ciudades que, por cierto, tampoco tienen ningún punto en común con Alcorcón.

Hoy queremos hablaros un poco más de estas dos grandes ciudades del juego. Y, ya que conocemos que los casinos son lo que las une, será mejor hacer hincapié en lo que las diferencia.

Las Vegas

Las Vegas es una ciudad mitificada por el cine y la televisión y cuya forma de vida se mueve hoy alrededor de dos grandes industrias: el juego y los congresos y ferias. Nació casi como un pequeño oasis en el desierto de Mojave, un lugar en el que algunos manantiales de agua hacían más fácil el establecimiento de colonos que en otros puntos del estado y allí se fundó una ciudad cuya principal importancia radicaba en ser punto de paso de alguna línea de ferrocarril con destino a Los Ángeles.

Sin embargo, todo cambia a principios de los años 30, cuando el estado de Nevada adopta dos medidas llamativas para intentar superar la crisis económica de la época: reducir el tiempo para obtener el divorcio y legalizar el juego.

La primera fue la más efectiva a corto plazo, ya que animó a miles de personas que querían divorciarse rápido a establecerse en el estado; pero la segunda fue la que más impacto tuvo a largo plazo, ya que a partir de los años 40 proliferaron en la ciudad los grandes casinos -las malas lenguas dicen que muchas veces gracias al dinero del crimen organizado-.

La combinación de divorcio, grandes hoteles, casinos y prostitución legalizada -aunque sólo en los condados más pequeños del estado- hizo el resto y Las Vegas acabó convirtiéndose en la ciudad del vicio por excelencia de Estados Unidos, donde cada año acuden miles de personas para dejarse parte de sus ahorros en las mesas de juego, disfrutar de espectáculos musicales y artísticos o- simplemente- en busca de diversiones inconfesables que hagan válido el lema de la ciudad: «Lo que pasa en Las Vegas, se queda en Las Vegas».

En Las Vegas estuvimos por unas horas un domingo del mes de agosto. El aeropuerto era enorme, salpicado de máquinas tragaperras por todas partes y no demasiado alejado de la ciudad. Para ser un domingo por la mañana, el aeropuerto tenía un enorme movimiento de pasajeros.

Las redes de transporte público brillaban por su ausencia en la ciudad y para acercarnos al Strip, el área de los casinos, tuvimos que recurrir a un autobús pequeño, del estilo de los transportes escolares, que hace el recorrido entre el aeropuerto y los diferentes hoteles del Strip. No tenía paradas en la calle, sino que simplemente decías en qué hotel querías alojarte -o comenzar tu recorrido, si no tenías hotel-. En el aparcamiento del aeropuerto destacaban la gran cantidad de limusinas negras que también podías contratar para que te acercaran a los hoteles.

Las Vegas

Entrada al Casino Caesar’s Palace, en Las Vegas.

Prácticamente todo estaba preparado para llevarte al Strip, la avenida alrededor de la cual se agrupan los grandes y modernos casinos que fueron reemplazando a los pioneros en las últimas décadas. Durante el trayecto ves muchos coches, pero poca gente por la calle. El sol pega fuerte, aunque el aire acondicionado del autobús no nos deja notarlo durante nuestro recorrido y como el autobús nos deja en la parada del Caesar’s Palace y entramos directamente al hotel-casino. Casi no paramos en la calle, pero intuimos que el calor es extremo.

El Caesar’s Palace es famoso por sus espectáculos musicales y los grandes combates de boxeo que se han celebrado en él. Como todos los grandes casinos, las plantas superiores están ocupadas por un hotel, pero la planta baja y los sótanos están destinados exclusivamente a los restaurantes y las zonas de juego y espectáculos. Casi todos los casinos de Las Vegas están ambientados en una temática y el Caesar’s Palace pretende recrear la antigua Roma. Al mediodía del domingo aún no hay mucha actividad de gente en las mesas de juego, pero los pasillos del casino están llenos de curiosos, huéspedes del hotel y turistas, que pasean de un lado a otro.

Ya visto el primer casino, salimos a la calle y lo que nos encontramos en pleno mediodía del mes de agosto es similar a vivir dentro de un secador de pelo. Ni una sola nube, el sol aprieta muchísimo y sopla un viento cálido procedente del desierto que agobia. El calor es brutal y la única opción es ir de casino en casino.

Las Vegas

Canal artificial dentro del casino The Venetian, en Las Vegas.

Pasamos así por el Venetian, con su canal interior, sus gondoleros y sus pasillos con techos pintados de azul y con una iluminación que parece que sea de día. Luego, el Treasure Island, el Wynn, el clásico Bellagio o el MGM, con su león auténtico dominando la sala de juego. Incluso, nos aventuramos en un diminuto casino low-cost de inspiración irlandesa arrinconado entre mastodontes, donde se anuncian mesas de juego por poco dinero y que, en lugar de buffet de lujo, tenía puestos de comida rápida.

Y, algo alejadas del bullicio de los pasillos, las mesas y salas de juego. Extensiones enormes de mesas que tienen su mejor momento por las noches, pero en las que siempre hay algún jugador tentando a la suerte. O las salas de máquinas tragaperras, la mejor opción para pasar las horas muertas cuando no se tiene mucho dinero, ya que algunas admiten hasta apuestas de un centavo. Siempre iluminadas con luz artificial, para que los jugadores no sepan si es de día o de noche.

Venetian Las Vegas

Mesas de juego del casino The Venetian, en Las Vegas.

Y es que lo más curioso es lo rápido que se va el dinero. Las apuestas mínimas en algunas mesas hacen que los jugadores más prudentes se retiren de ellas y que, quien juegue, pueda perder o ganar mucho dinero en pocos minutos.

Lo malo es que el prudente, quien se ha puesto un límite bajo para el juego, puede perder esa cantidad en muy pocos minutos, lo que le condena a no hacer nada más que ir de casino en casino mirando el espectáculo o recluirse en la sala de las tragaperras a jugar durante horas por centavos. Si le quedan algunos ahorros, quizá pueda pasar por alguna taquilla a comprar las entradas (caras, por supuesto) para alguno de los espectáculos nocturnos de los casinos o salir del entorno de los casinos para irse a algún outlet de ropa, que tienen fama de ser de los más baratos de América.

La única alternativa turística es alquilar un coche para acercarse al Gran Cañón o, si tenemos poco tiempo y mucho dinero, apuntarnos a alguno de los tours en helicóptero que por unos trescientos dólares nos llevan hasta él -e incluso nos permiten aterrizar en su interior- en un recorrido de menos de dos horas.

Pero fuera del juego, las convenciones y todo lo que la industria del ocio mueve alrededor, Las Vegas es una ciudad artificial, vacía de atractivos, historia o tradición.

Macao

Pensar que Macao es una versión asiática de Las Vegas no suele ser una idea muy acertada. Macao es una ciudad histórica, un territorio que durante cinco siglos ha estado bajo administración Portuguesa y que sólo en 1999 ha pasado a tener un estatus transitorio como región administrativa especial de la República Popular China. Cuenta con un centro histórico que es una maravillosa fusión de arquitectura y realidad social portuguesa y china que ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Por resumir de alguna manera lo que son Macao y Las Vegas desde un punto de vista turístico: En Las Vegas sería imposible hacer cualquier resumen de la ciudad sin mencionar la palabra casino, mientras que en Macao podemos tener una visita completísima y plenamente satisfactoria sin necesidad de pisar uno de ellos.

Macao

Macao ofrece una interesante fusión del centro histórico con los casinos.

Y, aunque es cierto que Macao ha prosperado notablemente alrededor de la industria del juego hasta convertirlo en el primer activo de la diminuta región administrativa, tenemos que decir que Macao ya era una ciudad relevante antes de que llegaran los casinos y que no han sido éstos los que han impulsado su desarrollo, sino que más bien se han integrado muy bien en lo que ya había.

Macao es turísticamente muy atractiva y, para el visitante del sur de Europa que visita China, un auténtico remanso de paz después de conocer la vorágine de ciudades como Pekín, Shanghai o Cantón. Lejos de los grandes rascacielos de la vecina Hong Kong, Macao ofrece un centro histórico de edificios pequeños y calles serpenteantes con aceras adoquinadas con el típico estilo portugués de pequeñas piedras en blanco y negro. El ritmo de vida es más tranquilo que en otras ciudades de la China continental y encontramos varios parques y jardines en los que relajarnos. Además, podemos movernos tranquilamente por el territorio en unos autobuses públicos muy bien organizados.

La fusión cultural entre Oriente y Occidente es notoria. Aunque casi nadie hable portugués en el territorio, los letreros de las calles, los autobuses y las tiendas están rotulados a la vez en este idioma y en cantonés. Se alternan edificios de inspiración china con iglesias de estilo colonial o alguna plaza que podría ser igual a la de una pequeña ciudad portuguesa aparece rematada por un pequeño y colorido templo. Entre los restaurantes chinos encontraremos frecuentemente opciones con comida portuguesa y las salazones de carne comparten espacio en las tiendas con los pasteles de nata.

Por si fuera poco, el territorio de Macao complementa la Península donde se ubica el centro histórico de la ciudad con otras dos pequeñas islas como Taipa y Coloane (de la que ya habíamos hablado anteriormente en este artículo). Es, precisamente, en el istmo entre ambas donde se está produciendo la gran expansión de la industria del juego en el territorio.

Macao tiene una gran ventaja para el desarrollo de la industria del juego. Ni en China continental, ni en la vecina Hong Kong es legal, con lo que la antigua colonia portuguesa es la única referencia en la zona para los millones de jugadores de todo el país. Está situada, además, en una zona próxima a grandes concentraciones de población: a una hora y media en ferry rápido de Hong Kong y Shenzhen y a algo menos de ciento cincuenta kilómetros de Cantón.

En este caso, pese a que Las Vegas se lleva al fama, las estadísticas muestran que las mesas de juego de Cantón son varias veces más rentables que las de la capital del juego estadounidense.

Casino Lisboa Macao

Fachada del Casino Lisboa de Macao

Los casinos en Macao tienen su principal referencia histórica en el diminuto y encantador Casino Lisboa, creado a principios de los años 70 del siglo pasado. Se trata de un establecimiento que se ha quedado muy pequeño para las costumbres de los casinos modernos, pero que es el más conocido de todo el territorio. Está a unos pocos cientos de metros del centro histórico de la ciudad, entre calles que aún son de estilo portugués y que están llenas de comercios de empeño y compraventa de joyas.

No obstante, a los propietarios del Casino Lisboa se les debió hacer pequeño el local y construyeron el llamativo edificio alto del Casino Grand Lisboa casi en la acera de enfrente. Es curioso que los casinos en el centro de Macao no suelen estar agrupados, sino que han aprovechado solares aislados que han ido quedando libres para asentarse. Esto hace que los casinos se hayan fusionado bastante bien con la ciudad, sin dar sensación de agobio.

Sala de juego

Salón de juego del Casino Grand Lisboa de Macao

Otra cosa, no obstante, son los casinos que han surgido en el istmo artificial que se ha construido para unir las islas de Taipa y Coloane y en el que está floreciendo un Strip al más puro estilo de Las Vegas, incluso con réplicas de los casinos allí construidos. Es una zona algo extraña, aislada del ambiente de la ciudad, que puede formar parte geográficamente del territorio de Macao, pero que no tiene nada que ver con la mezcla colonial. Hoteles dedicados al juego en estado puro.

La gran diferencia entre Las Vegas y Macao es que la primera creció alrededor del juego y la segunda ya estaba allí cuando el juego llegó. La diferencia de opciones turísticas entre una y otra para el visitante es enorme. Macao es una ciudad histórica y sensacional con ese toque complementario que le dan los casinos, mientras que Las Vegas es una enorme caja registradora.

… ¿Y cómo es Alcorcón?

Pues Alcorcón es una ciudad con muy pocos puntos en común con Las Vegas o Macao. En el caso de Las Vegas tenemos una ciudad casi artificial creada alrededor de los casinos, mientras que en Macao tenemos un pequeño territorio que ha atraído a los jugadores de la gran potencia vecina gracias a una cierta independencia administrativa.

Alcorcón, sin embargo, ha sido durante la mayor parte de su historia un pequeño pueblo alfarero situado a pocos kilómetros de Madrid, que con la explosión demográfica de los años 60 del siglo pasado se convirtió en una ciudad dormitorio de la capital de España.

A día de hoy, Alcorcón es conocida como una localidad del cinturón obrero de Madrid, hogar de una artista satírica que responde al curioso nombre de «La Terremoto», que dispone de un IKEA, un polígono industrial convertido en zona de botellón y copas y un equipo de fútbol que el año pasado se quedó a un solo gol de ascender a Primera División y que paseó hace unos años el nombre de la localidad por las secciones deportivas de los periódicos de media Europa al endosarle una vergonzosa goleada al todopoderoso Real Madrid en un partido de Copa del Rey.

Eurovegas va a nacer en unos terrenos del norte de la localidad, casi en el límite de la capital. Madrid no es una región con una amplia tradición de juego, aunque sí dispone de casinos en Torrelodones y Aranjuez, del estilo menos llamativo, más clásico y discreto de los casinos europeos tradicionales, como podría ser el de Estoril. Cuenta con un aeropuerto para aviones pequeños- el de Cuatro Vientos- a apenas unos kilómetros, que anda pendiente de que los planes urbanísticos acaben con él, pero al que quizá los casinos le den una segunda oportunidad. No obstante, el aeropuerto internacional y la mayor parte de los centros de convenciones y congresos están en el norte de la ciudad, lo que hace que queden un poco a desmano de la nueva zona.

Pero a diferencia de la nada sin alternativas que rodea Las Vegas y la pequeña ciudad que es Macao, Madrid es una de las capitales más pobladas de Europa y especialmente conocida por sus opciones de ocio y su animadísima vida nocturna. El juego, aunque regulado, es legal tanto en España como en otros muchos países europeos y no es un sector que sea especialmente relevante para la economía local. Además, la ciudad es por sí sola lo suficientemente relevante como para albergar grandes conciertos o espectáculos sin que tenga que haber un casino que los organice.

Y, si damos por hecho que el grupo empresarial que dirige el magnate del juego Sheldon Adelson sabe lo que hace y espera sacar beneficios de ello, la gran pregunta que nos hacemos en este momento es… ¿Cuál es el perfil del cliente que va a hacer rentable Eurovegas?

Si alguien tiene alguna idea de la respuesta, estaría bien que nos la dejara en los comentarios.

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